Texto Recomendado: LO ALTERNATIVO NO ES LO ALTERNABLE

27.10.2009 22:58

EL NACIONAL - Domingo 19 de Agosto de 2007
CRÍTICA


En lo oficial y lo privado todo sigue igual, no hay un punto de vista transformador

Los términos que designan a las experiencias deslindadas del orden más conocido y dominante tienden a ser confusos

 

Por GERARDO ZAVARCE

Hoy en día el término "alternativo" resulta como la sábila y el yodo: bueno para todo. Regularmente interviene en asuntos tan disímiles como música alternativa, terapias alternativas de salud; democracias alternativas; mercados alternativos; energías alternativas; medios alternativos; moda alternativa; cirugías estéticas alternativas; publicidad alternativa. El uso y abuso del término obliga a describir y develar las intenciones al emplearlo, ya que su potencial crítico, abierto a lo otro y al otro, pareciera encontrarse secuestrado y adormecido.

 

Por ejemplo, si revisamos el término en el contexto actual de las artes visuales en Venezuela nos encontraremos que el empleo del mismo resulta extremadamente paradójico. Por un lado las iniciativas oficiales se piensan y se proponen como "alternativas" en relación con las "políticas culturales del pasado" y por el otro algunas acciones culturales correspondientes a la iniciativa privada se piensan y proponen como "prácticas alternativas" en relación con las políticas culturales provenientes del campo oficial. Visto desde esta perspectiva, todas las acciones culturales resultan alternativas en comparación a otra de distinto signo. Es decir, santo remedio para todo: lo alternativo; la sábila y el yodo.

 

Sin embargo, sospecho que "lo alternativo" pensado bajo esta dinámica se circunscribe estrictamente al dilema de "lo alternable". De esta manera "lo alternativo" se mantiene fiel al sentido que le impone el diccionario: "una opción entre dos cosas". Visto desde esta óptica su potencial transformador se limita al horizonte de la alternancia. Esto o aquello; blanco o negro; adeco o copeyano; chavistas o antichavistas; chingo o sin nariz. Bajo estas premisas ninguna de las perspectivas, tanto la oficial como la privada, propone diferencias y transformaciones esenciales en relación con los procesos vinculados con las acciones culturales que ellos despliegan.

 

En algunos casos "lo alternativo" se limita a modificar el nombre de la institución y las prácticas permanecen intactas. En otros casos, los cambios se reducen a exhibir las intactas prácticas del pasado en espacios distintos a los que sólo cambian su nombre. No obstante, en ambas perspectivas (oficial y privada) todo sigue igual y parafraseando a Ángela Zago: "Aquí no ha pasado nada".

Éstos manejan la idea de inclusión (de "todos") a la izquierda* y la aplican bajo la noción de cultura como espectáculo al estilo "mega". Aquellos manejan una idea de inclusión (de "algunos") a la derecha y la aplican bajo la óptica privatizadora de la mirada, en la cual el espectáculo –al estilo micro en oposición al megase convierte en valor de status. Ambas perspectivas juegan a secuestrar para sí la noción de lo alternativo y de esta manera logran suprimir el potencial crítico y transformador vinculado a los procesos de las artes visuales.

 

Ahora bien, "lo alternativo", desde un punto de vista transformador, no se reduce a lo alternable. No se circunscribe a "optar entre dos cosas" al contrario cuestiona el modelo que hace posible la falsa encrucijada de las dicotomías inmovilizadoras de lo que nunca cambia. En este sentido considero importante contextualizar "lo alternativo" desde una perspectiva crítica que permita reflexionar y problematizar sus alcances desde el encuentro con "el otro" (alteridad) y "lo otro" (transformación) como horizontes simbólicos y políticos de la experiencia visual. Lo alternativo, pensado desde las políticas culturales aplicadas al campo de las artes visuales, debe ser vivido como lo "alter-activo", expresión acuñada por el sociólogo español Tomás Rodríguez Villasante. Esta definición supone la participación (individuos, grupos, redes y movimientos sociales) para alterar/transformar la(s) realidad(es) cultural(es) que nos albergan. Entonces el dilema no puede circunscribirse a participar pasivamente en tal o cual modelo seudo alternativo (alternable), sino en la capacidad de construir individual y colectivamente "consensos activos" que nos permitan alterar -abriendo la mirada hacia el otro y lo otro- la conservadora hegemonía de lo que nunca cambia y regularmente subordina e inmoviliza la participación de los sujetos.

Si lo alter-activo es alter-acción, entonces, lo alternativo no es lo alternable.

* Por "los duendes del taller" apareció lo que no era y donde leemos: a la izquierda debió salir: a la derecha

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